miércoles, 11 de junio de 2014

Desde el desbaratamiento

He compartido en este espacio mi paso por la universidad, lo que ha costado y lo que se ha ganada, aunque tal vez no de manera abierta o muy obvia pero ahí está. Lo que convierte a este espacio en uno muy personal sin serlo realmente, no imagino como alguien se podría enganchar de él, pero lo dije, puede que algún día se me ocurran cosas buenas.
Después de soportar lo que se puede soportar, y pasar temerosa por cada semestre ayer finalmente me quebré. Y que terrible confesarlo pero supliqué, supliqué por una prorroga, molesté a quién no debía en la noche y dejé quebrar mi voz para quienes no debían escucharlo. Muy alejado de mí. Pero llegué a ese punto en que es mucho más fácil rendirse, por qué -me cansé de decirlo-  estoy agotada, virtual y mentalmente deshecha, tanto así que mi mente se vació y ya no puedo pensar, ya no puedo hacer las cosas que hace unas semanas se supone que hacía bien, mi caminó se torció.
Suena muy dramático, pero así debe sonar por que acaba de suceder, por que acabo de romperme y aún no sé como reconstruir todo nuevamente. Podría desbaratarme más cruelmente, pero queda tiempo para eso; mientras tanto sé que hay que reiniciar reboot y ver que tal sale. Hoy, lo que queda de la semana es la prueba de fuego, para ver si sirves de algo, tú, la que escribe.
Después de todo sigo aquí por que quiero terminar, por impulsarse hacia delante y todas esas cosas sacadas de los seminarios de autoayuda; pero eso lo dejaremos para otro momento. 

Atte. Yo, desde el desbaratamiento.

No hay comentarios:

Publicar un comentario