martes, 27 de junio de 2023

Una crónica del cansancio

Ejercicio del taller de ensayo autobiográfico

Uno: el momento definitorio de tu vida

¿Quién era yo antes de los 22 años? Es dificil definirle a ella, había gustos, lugares y personas, pero ninguno parece haberse quedado hasta ahora al punto en que me es dificil recordar. Recuerdo que me gustaba pensar en situaciones concretas que seguramente recordaria toda mi vida y sin enbargo ya he olvidado. Me gustaba jugar a un futuro que probablemnte nunca sucederia, como si aún hubiera posibilidades para mí, tal vez entonces las había. He rondado los momentos cotidianos de mi vida con la sensación de no estar

Primer semestre de carrera. La tarea: el día más feliz de tu vida, o el día más triste. No hubo ninguno, lo invente. Escogí una anecdota y la nombre triste, realemente no lo era. Siguiente asignación: una autobiografía. Rasgos había en ese texto sobre alguien, pero no era reconcible, algo había tal vez, alguien.

He querido encntrarme con alguna voz poetica desde entonces, alguna que me dicte el camino correcto y la desiciones adecuadas, como si todavia pudiera sentarme en un pupitre a fingir que sé qué es todo eso de lo que los demás están hablando. Fingir que hay una lista de gustos y conocimiento de los que puedo hacerme y darme a conocer. En algún momento, antes de los 22 años aprendí a escuchar los detalles en una canción, pequeñas acotaciones entre el silencio que hacen que todo sea más bonito; como solía ser antes de los 22 años.

 

Dos: el que sigue sucediendo

Va a ser un año en que me fui de su casa y no volví. ¿Qué haremos para festejar el aniversario de su ausencia? De qué forma las ausencias es lo que hoy en día recuerdo más que nunca. Conocer a       __; hago lo posible para decir que es un momento definitorio pero no me conviene. Elegirlo a él es elegir la tristeza, las heridas, quedarme sin paciencia, una elección que hice cada día durante cuatro años de mi vida; sin embargo el miedo no se me quita, preferiria que no, que no me definiera el miedo que él me metió, que no se tratara de la persona pequeña y disminuida que él dejó, la ansiedad y la tristeza en que se conviertió la convivencia. ¿Qué momento más definitorio que aquel en que decidí quedarme junto a alguien que no me quería? El momento en que elegí la tristeza a la vida, la sombra que vino a aplastarme durante tanto tiempo.

Quisiera hablarte del momento más feliz del que tengo recuerdo. Tu casa en la madrugada, ambos saliendo de bañar, no quedamos un rato sentados en tu sillón viendo la tele, pasando canales, nos detuvimos en un documental sobre supervivencia en siberia como si fuera la edad de hielo, e hicimos muchos comentarios, muchos chistes, nos reíamos juntos. El momento más cotidianos que podíamos compartir es el recuerdo más feliz que tengo, era el momento, para mí, de completa plenitud.

Fue después de los 22 años que me nació la necesidad de la compañía. Me sabía abandonada en el mundo deseaba sosteneme en algo, asirme al suelo y encontrarme en la tierra de la que siempre he renegado, moverme con el mundo del que quise deshacerme. ¿Quién era yo antes de_____? Asustada era entonces, asustada soy ahora, pero lo que no era, era la ternura. Con el fui la ternura que nunca conocí antes, con él fui el deseo del futuro que creí que nunca conoceria. Me sentía sola cuando lo conocí, aterrada, creí que nunca tendría cariño en mi vida y me aferré a aquel que conocí. Durante mucho tiempo él era mi lugar seguro, lo convertí en mi propósito y su felicidad fue la finalidad de mi vida, a tal grado que me disolví en sus gestos, sus gustos, en el sonido de su voz y de su risa. ¿Acaso perdí yo el propósito al escoger él a otra persona? De la disuelta persona que era, tuve que volverme a reensamblar al escucharle decir que preferia a alguien más. Sigue sucediendo, los estragos de lo que fue siguen ocurriendo. Pero yo no hubiera llegado a él, no de esa forma tal vez.

 

Tres: la nueva definición de ti

Todo sucede despues de los 22 años ¿Quién soy yo despues de los 22 años? He vivido en el cansancio y la asuencia desde entonces, mi ansiedad explotó, entró a mí un terrible miedo a equivocarme, que la pretensión me desbordara y el impostor surgiera. ¿Qué tipo de cansancio surge cuando a los 22 años pasas tu tiempo entre camas de hospital? Un tipo de tristeza autoproclamada me llenó  cuando mi papá tuvo pena de mi responsabilidad: “Pobre de ti” me dijo. “Pobre de ti, primero cargando con tu mamá y a hora conmigo”. Que tipo de carga cuando estando sola en esta casa no lo pude levantar del suelo del baño y lo vi apagarse a mis pies. ¿Y si hubiera estado ______ conmigo entonces? Si hubiera podido llorar con él en el funeral de mi madre, si hubiera habido alguien que se sentara junto a mí, no a tenerme pena sino a acompañarme solamente. Si alguien me hubiera dichoa a los 22 años que en el funeral de tu madre debes tomar un trago de vodka que te caliente la sangre, que no puedes escapar porque todos esperan consolarte, preguntarte si ya has comido, si has dormido si quiera. Si alguien me hubiera dicho a los 22 años que no volverías a tener la misma hambre, la misma alegría, los mismos sueños. Si alguien me hubiera dicho lo que es saberte sola en el mundo, suceptible a los errores, al cansancio, a una responsabilidad que no pareces comprender hasta mucho tiempo después. Lo qué es tener una casa pensada para una familia sin una familia.

Lo que queda ahora es reconocer cada hueso de la mano, cada palabra escrita, desde la conciencia de los sonidos atiborrados en la calle, las voces que se han ido, que apenas se recuerdan. La tristeza de sus ausencias es la añoranza de los 22 años y el cansado proceso de volvernos a armar ¿qué no es ahora cuando más me siento yo? ahora que me sé sola pero no solitaria. ¿Donde quedó el arrojo de los veinte años que te obliga a escribir como en la adolescencia, a redactar con la impertinencia de la juventud; a escribir en caliente como lo describe Luna Miguel? ¿Existe la inspiración todavía para las que nos hemos agotado hasta disolvernos?