jueves, 6 de noviembre de 2014

Primeros de noviembre

Jugué un poco con la experiencia, participe en el concurso de ensayo. No gané, claro, pero de algún modo éso trajo alivio. No quería leer frente a todos, pero quería el dinero. Sabía que perdería pero quería participar. El conocimiento de mi derrota no debía detenerme de ser parte del juego, después de todo se trata de una experiencia más; y aunque quedé a un punto del tercer lugar no siento frustración, me gusta pensar que fui mejor que la mayoría, pero peor que unos cuantos. Puede que el próximo año o en futuras entregas el miedo no me auto saboteé; si es que ésa es la cuestión. Como sea, el dinero siempre es buena razón para intentar algo nuevo.
Por supuesto pueden leer el ensayo merecedor del cuarto lugar más abajo.

Jueves sin planes

El otro día nos burlabamos de un blog de cierto compañero que se jacta de su inteligencia y escritura culta, presumiendo poemas insulsos y narraciones de aburrimiento; con una actitud así siempre dan ganas de criticar. Entre tanto en tal blog hay mucho para criticar, desde ensayos insípidos, hasta comentarios pretenciosos sobre temas de poco interes, y uno que otro poemita que carece de valor poético. Llegamos a la conclusión de que como somo mayores y hemos pasado por más pruebas y experiencias en la vida un estudiante de literatura, estábamos, de hecho, en condiciones de criticar a nuestro gusto; después de todo sí hemos pasado por más pruebas y experiencias; nuestro trabajo ha sido destrozado, nuestra credibilidad puesta en duda y nuestras razones cuestionadas. Tal vez suene pretencioso por sí mismo pero estas nuevas generaciones lo vieron muy fácil, revistas por doquier y compañeros mayores que los llevan de la mano en la creación de contenido, y sin embargo nuestro trabajo sigue poniéndose en duda y se le exige mucho más. Tal vez hemos mejorado, pero a nosotros no nos publican poemarios (pues porque no cualquiera es poeta).
Mi reflexión va a pensar en lo aburrido que puede resultar este blog, sí, hay ensayos por ahí pero ¿valen la pena? ¿vale la pena el tiempo que se pueda tomar en leerlos? Cómo saberlo si no hay comentarios; pero ya me he quejado de éso, probablemente siga haciéndolo.  Los días de los blogs han terminado, el centro de las discusiones intelectuales se encuentran en otra parte de la web, mientras tanto unos cuantos nos aferramos a la idea romántica del bloggear, éso no desaparecerá.

domingo, 2 de noviembre de 2014

Mirada hacia una sociedad violenta en la literatura gráfica


Cada ser se nutre de la agonía de otro ser; los instantes se precipitan como vampiros sobre la anemia del tiempo; el mundo es un receptáculo de sollozos... En este matadero, cruzarse de brazos o sacar la espada son gestos igualmente vanos.
- E. M. Cioran, Breviarios de Podredumbre

I. El hombre en convivencia
La naturaleza humana dividida entre instinto y razón, motivada por la supervivencia; la adaptación de la existencia, movimientos constantes que en el acuerdo pueden deforman la propia naturaleza si llegando a los extremos tanto del instinto como de la razón alteran la adaptación por la apropiación. Esa constante dicotomía ha traído consigo incesantes dudas sobre la actitud del hombre hacia sí mismo, arrojando conceptos como maldad o autodestrucción ¿Acaso es el hombre quien es malvado e inclinado a la agresividad? sin embargo la agresión del animal sí es regida por la supervivencia y la adaptación; se llega a pensar que si se trata del hombre al hablar de violencia tiene que ser en sociedad.
En pensamientos de poder, no hablamos de sobrevivir sino de sumisión y soberanía. Es la convivencia la que empuja a la naturaleza humana dentro del juego de poder, creando grupos e individuos que someten a la comunidad de la que han sido parte para conseguir recursos y crear imperios por medio de la fuerza. Cuando los poderes y sometimientos callaron las voces insurrectas, comenzaron a apresar y marginar las diferencias de su propia especie, aquellos probablemente inadecuados. Al hablar de moral, de sus respectivos ganadores y derrotados cambia relativamente el concepto de humanidad, detalles presentes en los continuos conflictos sociales. Si hablamos de saberes y poderes, éstos se han filtrado en las creaciones humanas, después de todo  la historia contada es la del poder.

II. Expresión de nuevo siglo
La imagen y la palabra han estado vinculadas aprensivamente en los constantes medios para plasmar el pensamiento. Al acercarme a la literatura gráfica y descubrir que la semilla de ésta se puede rastrear siglos atrás, creo la inquietud por incluirla en estudios más formales. La violencia en esta forma literaria se ha mantenido presente encontrando sus exponentes más claros y representativos a finales del siglo pasado, llegó a explotar la imagen y contenido para cargarlo semánticamente de cierta ideología. Así nace la novela gráfica por el contenido, las referencias y los diálogos, claramente diferenciadas de las entregas semanales que nacieron a finales del siglo XIX.
El nuevo genero, ha dominado en la cultura popular a  través de lo medios masivos, movilizándose y explorando diferentes narrativas de manera cada vez más intensa, explosiva y catártica, visto ahora de forma más oscura, madura y explicita. Es el medio dónde las inquietudes se filtran en la cultura sobrexpuesta visualmente, en que se encuentra el nuevo fluir del pensamiento social.  Novelas intoxicadas por los pensamientos pesimistas y existenciales que implantaron géneros como la ciencia ficción, introduciendo conceptos tales como: realidades futuristas y distópicas; exaltando a la sociedad violentada. Una  nueva utopía retorcida en la cual, la realidad se opone a la sociedad ideal, se vuelve opresiva, totalitaria.
Tal vez las obras más representativas de la literatura grafica, sean Watchmen (Los vigilantes) y V de Vendetta, ambas del escritor británico Alan Moore. Obras que han sido resaltadas por crítica y conocimiento popular, esto debido al valor de las historias, lo temas, la narrativa y el aporte hecho al “noveno arte”. Moore carga su creación de una marcada ideología política, incluso subversiva; ha dedicado su trabajo a la exploración de los vicios de la sociedad, motivados por las coyunturas sociales que marcaron el siglo XX, como puede ser la guerra fría y la posible aniquilación nuclear, los regímenes fascistas en el primer mundo, a través de la anarquía y el caos en la convivencia humana.

III. El medio para el caos: el hombre
Para que prevalezca la sociedad funcional, es necesario mantener el control, la vigilancia y el castigo de aquello que impide la salud en su sistema de convivencias, la núcleo de la insurrección. El régimen de V de Vendetta crea campos de concentración para la aniquilación,  tanto de homosexuales, negros, musulmanes y sediciosos. Éste, el proceso de dominación sobre la humanidad, ejercido por aquellos que lideran, vigilan, castigan escondiendo sus actos por el bien común: “ese doble sistema de protección que la justicia ha establecido entre ella y el castigo que impone. La ejecución de la pena tiende a convertirse en un sector autónomo, un mecanismo administrativo del cual descarga a la justicia; ésta se libera de su sorda desazón por un escamoteo burocrático de la pena.”[1] Nos dice en Vigilar y Castigar Michel Foucault.
El hombre principal para Alan Moore es el antihéroe, que es el anarquista, el terrorista, el nihilista, el vengador, el vigilante; puede ser psicópata, sociópata, maniático. Buscador absoluto de la justicia, embriagado por la ideología, traspasado por el sistema, reflejo de su propia repulsión, destinado a ser eliminado con el sistema que está apunto de destruir. Su rostro imagen de esa sonrisa permanente, recuerdo constante de la deformación del ambiente, de los valores; ambiente de opresión en los colores del que resalta el amarillo, el azul y el particular entintado negro; jamás sientes la seguridad, es la impregnación de la sociedad violenta, en la agresividad de la imagen acompañada de los diálogos mordaces, repletas de referencias a notables textos distópicos, anárquicos o caóticos, dentro del círculo constante de la regeneración.
Materia de narración motivada por los vigilantes, personajes que nacen del denominado superhombre; el superhéroe de Alan Moore es un ser políticamente activo impregnado del nihilismo y la anarquía, que escarba en el caos para encontrar la justicia; concepto maltratado por la sociedad que se ha denominado violenta.
La representación narrativa es la imagen. El diálogo es el contenido del germen ideológico. Los colores, la técnica y recurso ilustrativo como la línea, el relleno, la mancha, la tinta y la sombra crean el ritmo gráfico. El dibujo de David Lloyd no es explicito, la sangre y la actitud violenta no se encuentra en las viñetas y encuadres sino en el uso de la tinta, creando sombras, manchas y deformando rostros gestos e imágenes; la narrativa no se encuentra en los diálogos, está en las manifestaciones corporales y gestuales rozando la expresión grotesco; golpea al lector con la expresión, lo introduce en el universo de la desesperación. La violencia es la imagen, la ruptura es el dialogo y el personaje es la idea que moverá el pensamiento en un efecto domino.

IV. La sociedad que violenta
Si es la convivencia la que empuja al hombre a la maldad existe en su profundo inconsciente esa lucha entre lo extraño y la estructura visible creada de esa misma convivencia. La duda y el rechazo, provocan caos y desesperación. La sociedad a la que se hace referencia es ese estado totalitario, que en la novela, es puesto en el poder tras la guerra nuclear que tiempo atrás azotó el mundo. El nuevo estado vela constantemente por la paz usando el control y el miedo, el vigilar y el castigar. Es notable el énfasis puesto en imágenes como las cámaras de seguridad expuestas marcadamente con la leyenda: “Para su protección” El sistema promete protección a cambio de individualidad,  provocan ya la violencia de la intimidad perturbada por aquel que asigna a su razón como la verdadera.
Tal desesperación constante trae consigo una psicosis colectiva. Para arreglar el caos creado es necesario aquello, que siendo mucho más intenso y violento, calmará el ambiente, convirtiéndolo en propicio para el orden. La guerra es cuestión de estados, decisiones que afectan a todo el colectivo, en los que la vida de un hombre se vuelve insignificante para el beneficio de una comunidad.
Desde este punto la violencia ejercida transfigura a la sociedad en una sociedad violenta, el lamento de la comunidad se une en un insoportable sensación de odio y desesperación motivado por el miedo, cambia el concepto de vida humana y unas se vuelven más indispensables que otras, así mismo vale la pena salvar algunas destruyendo incómodos medios de vida en el proceso, como dice Judith Butler: “El cuerpo supone mortalidad, vulnerabilidad, praxis: la piel y la carne nos exponen a la mirada de los otros, pero también al contacto y a la violencia, y también son cuerpos los que nos ponen en peligro de convertirnos en agentes e instrumento de todo esto.”[2] El Estado separa al hombre del concepto. El sistema devora al individuo convirtiéndolo en una estadística.
La dominación sucede cuando el Estado se apodera de los pensamientos y la cultura, ejerce su valor como soberano a partir de la fuerza que: “… parece meter todo en razón porque a través de esta otra singular locución idiomática (meter en razón a alguien, por consiguiente, poder más que, ser el más fuerte), la cuestión de la razón se anuncia”[3] Como ejemplo la voz de la nación es asignada por el régimen, es ese constante indicador del pensamiento correcto, aceptado, el que mantendrá el orden prometido. Desde ese momento se duda de cualquier pensamiento, ya no se está seguro en ningún lugar.
La vigilancia perpetua, invasión hacia el concepto de ser humano “…por el daño que se le inflige o por la aniquilación de sus fuerzas, una de las partes contendientes ha de ser obligada a abandonar sus pretensiones o su oposición"[4]. No saber qué es el castigo, germina la psicosis colectiva. Es algo innato en el humano, la guerra por otro lado, una necesidad de los Estados, es un medio y no un fin, se convierte en la transformación de las estructuras; finalmente termina en la búsqueda e implantación del poder. En la sociedad violenta el imperio de la fuerza busca contrariamente la aniquilación del individuo, como sujeto pensante, posible medio en contra de las instituciones dominantes.

V. El ultimo respiro
La anarquía es el único medio para la justicia, el fin del caos provocado por la sociedad violenta que ha sido creada por el contacto y búsqueda del poder, la misma que empuja a una humanidad que se devora a sí misma, que se alimenta de los restos putrefactos del cadáver social, infectado por los vicios, miedos y la desesperación a la que fue orillada “…esta voluntad de verdad basada en un soporte y una distribución institucional, tiende a ejercer sobre los otros discursos —hablo siempre de nuestra sociedad— una especie de presión y como un poder de coacción.”[5]. Padeciendo del nihilismo y la anarquía como medios para cancelar la presión y el poder que es ejercido por quienes están a la cabeza del control, nace en el individuo como en el colectivo un instinto de odio que lleva a la destrucción enardecida, latente o explicito en el terrorista.
Y a qué punto llega el vulnerable y oprimido por el sistema, el cuál nace del caos. Para establecer un régimen primero debe derrumbarse un anterior, fue a partir de la sangre y la venganza que crecen los nuevos órdenes y las nuevas razones, el miedo como forma de manipulación. “relacionada con nuestra exposición a la violencia y nuestra complicidad con ella, con nuestra vulnerabilidad a la pérdida y al trabajo del duelo que le sigue, para encontrar en estas condiciones las bases para una comunidad.”[6] La pena, la ira que arranca la esencia al sujeto, tal como se muestra en lo peculiares personajes explorados por la literatura gráfica.




[1] FOUCAULT Michel, Vigilar y Castigar: nacimiento de la prisión, 1ª Ed., Siglo  XXI Editores Argentina, Buenos Aires, 2002, pp. 17.
[2] BUTLER Judith, Vida precaria: el poder del duelo y la violencia,  1ª Ed., Editorial Paidós, Buenos Aires, 2006, pp. 52
[3] DERRIDA Jacques, Seminario La Bestia y el Soberano, volumen I: 2001-2002.  1ª Ed., Manantial, Buenos Aires, 2010, pp. 25
[4]FREUD Sigmund, Consideraciones de actualidad sobre la guerra y la muerte. Obras Completas, Tomo VI, Ed. Alianza, Madrid, 1985, pp. 3.208.
[5] FOUCAULT Michel, Óp. Cit., pp. 11
[6] BUTLER Judith, Óp. Cit., pp. 45.