jueves, 6 de noviembre de 2014

Primeros de noviembre

Jugué un poco con la experiencia, participe en el concurso de ensayo. No gané, claro, pero de algún modo éso trajo alivio. No quería leer frente a todos, pero quería el dinero. Sabía que perdería pero quería participar. El conocimiento de mi derrota no debía detenerme de ser parte del juego, después de todo se trata de una experiencia más; y aunque quedé a un punto del tercer lugar no siento frustración, me gusta pensar que fui mejor que la mayoría, pero peor que unos cuantos. Puede que el próximo año o en futuras entregas el miedo no me auto saboteé; si es que ésa es la cuestión. Como sea, el dinero siempre es buena razón para intentar algo nuevo.
Por supuesto pueden leer el ensayo merecedor del cuarto lugar más abajo.

Jueves sin planes

El otro día nos burlabamos de un blog de cierto compañero que se jacta de su inteligencia y escritura culta, presumiendo poemas insulsos y narraciones de aburrimiento; con una actitud así siempre dan ganas de criticar. Entre tanto en tal blog hay mucho para criticar, desde ensayos insípidos, hasta comentarios pretenciosos sobre temas de poco interes, y uno que otro poemita que carece de valor poético. Llegamos a la conclusión de que como somo mayores y hemos pasado por más pruebas y experiencias en la vida un estudiante de literatura, estábamos, de hecho, en condiciones de criticar a nuestro gusto; después de todo sí hemos pasado por más pruebas y experiencias; nuestro trabajo ha sido destrozado, nuestra credibilidad puesta en duda y nuestras razones cuestionadas. Tal vez suene pretencioso por sí mismo pero estas nuevas generaciones lo vieron muy fácil, revistas por doquier y compañeros mayores que los llevan de la mano en la creación de contenido, y sin embargo nuestro trabajo sigue poniéndose en duda y se le exige mucho más. Tal vez hemos mejorado, pero a nosotros no nos publican poemarios (pues porque no cualquiera es poeta).
Mi reflexión va a pensar en lo aburrido que puede resultar este blog, sí, hay ensayos por ahí pero ¿valen la pena? ¿vale la pena el tiempo que se pueda tomar en leerlos? Cómo saberlo si no hay comentarios; pero ya me he quejado de éso, probablemente siga haciéndolo.  Los días de los blogs han terminado, el centro de las discusiones intelectuales se encuentran en otra parte de la web, mientras tanto unos cuantos nos aferramos a la idea romántica del bloggear, éso no desaparecerá.

domingo, 2 de noviembre de 2014

Mirada hacia una sociedad violenta en la literatura gráfica


Cada ser se nutre de la agonía de otro ser; los instantes se precipitan como vampiros sobre la anemia del tiempo; el mundo es un receptáculo de sollozos... En este matadero, cruzarse de brazos o sacar la espada son gestos igualmente vanos.
- E. M. Cioran, Breviarios de Podredumbre

I. El hombre en convivencia
La naturaleza humana dividida entre instinto y razón, motivada por la supervivencia; la adaptación de la existencia, movimientos constantes que en el acuerdo pueden deforman la propia naturaleza si llegando a los extremos tanto del instinto como de la razón alteran la adaptación por la apropiación. Esa constante dicotomía ha traído consigo incesantes dudas sobre la actitud del hombre hacia sí mismo, arrojando conceptos como maldad o autodestrucción ¿Acaso es el hombre quien es malvado e inclinado a la agresividad? sin embargo la agresión del animal sí es regida por la supervivencia y la adaptación; se llega a pensar que si se trata del hombre al hablar de violencia tiene que ser en sociedad.
En pensamientos de poder, no hablamos de sobrevivir sino de sumisión y soberanía. Es la convivencia la que empuja a la naturaleza humana dentro del juego de poder, creando grupos e individuos que someten a la comunidad de la que han sido parte para conseguir recursos y crear imperios por medio de la fuerza. Cuando los poderes y sometimientos callaron las voces insurrectas, comenzaron a apresar y marginar las diferencias de su propia especie, aquellos probablemente inadecuados. Al hablar de moral, de sus respectivos ganadores y derrotados cambia relativamente el concepto de humanidad, detalles presentes en los continuos conflictos sociales. Si hablamos de saberes y poderes, éstos se han filtrado en las creaciones humanas, después de todo  la historia contada es la del poder.

II. Expresión de nuevo siglo
La imagen y la palabra han estado vinculadas aprensivamente en los constantes medios para plasmar el pensamiento. Al acercarme a la literatura gráfica y descubrir que la semilla de ésta se puede rastrear siglos atrás, creo la inquietud por incluirla en estudios más formales. La violencia en esta forma literaria se ha mantenido presente encontrando sus exponentes más claros y representativos a finales del siglo pasado, llegó a explotar la imagen y contenido para cargarlo semánticamente de cierta ideología. Así nace la novela gráfica por el contenido, las referencias y los diálogos, claramente diferenciadas de las entregas semanales que nacieron a finales del siglo XIX.
El nuevo genero, ha dominado en la cultura popular a  través de lo medios masivos, movilizándose y explorando diferentes narrativas de manera cada vez más intensa, explosiva y catártica, visto ahora de forma más oscura, madura y explicita. Es el medio dónde las inquietudes se filtran en la cultura sobrexpuesta visualmente, en que se encuentra el nuevo fluir del pensamiento social.  Novelas intoxicadas por los pensamientos pesimistas y existenciales que implantaron géneros como la ciencia ficción, introduciendo conceptos tales como: realidades futuristas y distópicas; exaltando a la sociedad violentada. Una  nueva utopía retorcida en la cual, la realidad se opone a la sociedad ideal, se vuelve opresiva, totalitaria.
Tal vez las obras más representativas de la literatura grafica, sean Watchmen (Los vigilantes) y V de Vendetta, ambas del escritor británico Alan Moore. Obras que han sido resaltadas por crítica y conocimiento popular, esto debido al valor de las historias, lo temas, la narrativa y el aporte hecho al “noveno arte”. Moore carga su creación de una marcada ideología política, incluso subversiva; ha dedicado su trabajo a la exploración de los vicios de la sociedad, motivados por las coyunturas sociales que marcaron el siglo XX, como puede ser la guerra fría y la posible aniquilación nuclear, los regímenes fascistas en el primer mundo, a través de la anarquía y el caos en la convivencia humana.

III. El medio para el caos: el hombre
Para que prevalezca la sociedad funcional, es necesario mantener el control, la vigilancia y el castigo de aquello que impide la salud en su sistema de convivencias, la núcleo de la insurrección. El régimen de V de Vendetta crea campos de concentración para la aniquilación,  tanto de homosexuales, negros, musulmanes y sediciosos. Éste, el proceso de dominación sobre la humanidad, ejercido por aquellos que lideran, vigilan, castigan escondiendo sus actos por el bien común: “ese doble sistema de protección que la justicia ha establecido entre ella y el castigo que impone. La ejecución de la pena tiende a convertirse en un sector autónomo, un mecanismo administrativo del cual descarga a la justicia; ésta se libera de su sorda desazón por un escamoteo burocrático de la pena.”[1] Nos dice en Vigilar y Castigar Michel Foucault.
El hombre principal para Alan Moore es el antihéroe, que es el anarquista, el terrorista, el nihilista, el vengador, el vigilante; puede ser psicópata, sociópata, maniático. Buscador absoluto de la justicia, embriagado por la ideología, traspasado por el sistema, reflejo de su propia repulsión, destinado a ser eliminado con el sistema que está apunto de destruir. Su rostro imagen de esa sonrisa permanente, recuerdo constante de la deformación del ambiente, de los valores; ambiente de opresión en los colores del que resalta el amarillo, el azul y el particular entintado negro; jamás sientes la seguridad, es la impregnación de la sociedad violenta, en la agresividad de la imagen acompañada de los diálogos mordaces, repletas de referencias a notables textos distópicos, anárquicos o caóticos, dentro del círculo constante de la regeneración.
Materia de narración motivada por los vigilantes, personajes que nacen del denominado superhombre; el superhéroe de Alan Moore es un ser políticamente activo impregnado del nihilismo y la anarquía, que escarba en el caos para encontrar la justicia; concepto maltratado por la sociedad que se ha denominado violenta.
La representación narrativa es la imagen. El diálogo es el contenido del germen ideológico. Los colores, la técnica y recurso ilustrativo como la línea, el relleno, la mancha, la tinta y la sombra crean el ritmo gráfico. El dibujo de David Lloyd no es explicito, la sangre y la actitud violenta no se encuentra en las viñetas y encuadres sino en el uso de la tinta, creando sombras, manchas y deformando rostros gestos e imágenes; la narrativa no se encuentra en los diálogos, está en las manifestaciones corporales y gestuales rozando la expresión grotesco; golpea al lector con la expresión, lo introduce en el universo de la desesperación. La violencia es la imagen, la ruptura es el dialogo y el personaje es la idea que moverá el pensamiento en un efecto domino.

IV. La sociedad que violenta
Si es la convivencia la que empuja al hombre a la maldad existe en su profundo inconsciente esa lucha entre lo extraño y la estructura visible creada de esa misma convivencia. La duda y el rechazo, provocan caos y desesperación. La sociedad a la que se hace referencia es ese estado totalitario, que en la novela, es puesto en el poder tras la guerra nuclear que tiempo atrás azotó el mundo. El nuevo estado vela constantemente por la paz usando el control y el miedo, el vigilar y el castigar. Es notable el énfasis puesto en imágenes como las cámaras de seguridad expuestas marcadamente con la leyenda: “Para su protección” El sistema promete protección a cambio de individualidad,  provocan ya la violencia de la intimidad perturbada por aquel que asigna a su razón como la verdadera.
Tal desesperación constante trae consigo una psicosis colectiva. Para arreglar el caos creado es necesario aquello, que siendo mucho más intenso y violento, calmará el ambiente, convirtiéndolo en propicio para el orden. La guerra es cuestión de estados, decisiones que afectan a todo el colectivo, en los que la vida de un hombre se vuelve insignificante para el beneficio de una comunidad.
Desde este punto la violencia ejercida transfigura a la sociedad en una sociedad violenta, el lamento de la comunidad se une en un insoportable sensación de odio y desesperación motivado por el miedo, cambia el concepto de vida humana y unas se vuelven más indispensables que otras, así mismo vale la pena salvar algunas destruyendo incómodos medios de vida en el proceso, como dice Judith Butler: “El cuerpo supone mortalidad, vulnerabilidad, praxis: la piel y la carne nos exponen a la mirada de los otros, pero también al contacto y a la violencia, y también son cuerpos los que nos ponen en peligro de convertirnos en agentes e instrumento de todo esto.”[2] El Estado separa al hombre del concepto. El sistema devora al individuo convirtiéndolo en una estadística.
La dominación sucede cuando el Estado se apodera de los pensamientos y la cultura, ejerce su valor como soberano a partir de la fuerza que: “… parece meter todo en razón porque a través de esta otra singular locución idiomática (meter en razón a alguien, por consiguiente, poder más que, ser el más fuerte), la cuestión de la razón se anuncia”[3] Como ejemplo la voz de la nación es asignada por el régimen, es ese constante indicador del pensamiento correcto, aceptado, el que mantendrá el orden prometido. Desde ese momento se duda de cualquier pensamiento, ya no se está seguro en ningún lugar.
La vigilancia perpetua, invasión hacia el concepto de ser humano “…por el daño que se le inflige o por la aniquilación de sus fuerzas, una de las partes contendientes ha de ser obligada a abandonar sus pretensiones o su oposición"[4]. No saber qué es el castigo, germina la psicosis colectiva. Es algo innato en el humano, la guerra por otro lado, una necesidad de los Estados, es un medio y no un fin, se convierte en la transformación de las estructuras; finalmente termina en la búsqueda e implantación del poder. En la sociedad violenta el imperio de la fuerza busca contrariamente la aniquilación del individuo, como sujeto pensante, posible medio en contra de las instituciones dominantes.

V. El ultimo respiro
La anarquía es el único medio para la justicia, el fin del caos provocado por la sociedad violenta que ha sido creada por el contacto y búsqueda del poder, la misma que empuja a una humanidad que se devora a sí misma, que se alimenta de los restos putrefactos del cadáver social, infectado por los vicios, miedos y la desesperación a la que fue orillada “…esta voluntad de verdad basada en un soporte y una distribución institucional, tiende a ejercer sobre los otros discursos —hablo siempre de nuestra sociedad— una especie de presión y como un poder de coacción.”[5]. Padeciendo del nihilismo y la anarquía como medios para cancelar la presión y el poder que es ejercido por quienes están a la cabeza del control, nace en el individuo como en el colectivo un instinto de odio que lleva a la destrucción enardecida, latente o explicito en el terrorista.
Y a qué punto llega el vulnerable y oprimido por el sistema, el cuál nace del caos. Para establecer un régimen primero debe derrumbarse un anterior, fue a partir de la sangre y la venganza que crecen los nuevos órdenes y las nuevas razones, el miedo como forma de manipulación. “relacionada con nuestra exposición a la violencia y nuestra complicidad con ella, con nuestra vulnerabilidad a la pérdida y al trabajo del duelo que le sigue, para encontrar en estas condiciones las bases para una comunidad.”[6] La pena, la ira que arranca la esencia al sujeto, tal como se muestra en lo peculiares personajes explorados por la literatura gráfica.




[1] FOUCAULT Michel, Vigilar y Castigar: nacimiento de la prisión, 1ª Ed., Siglo  XXI Editores Argentina, Buenos Aires, 2002, pp. 17.
[2] BUTLER Judith, Vida precaria: el poder del duelo y la violencia,  1ª Ed., Editorial Paidós, Buenos Aires, 2006, pp. 52
[3] DERRIDA Jacques, Seminario La Bestia y el Soberano, volumen I: 2001-2002.  1ª Ed., Manantial, Buenos Aires, 2010, pp. 25
[4]FREUD Sigmund, Consideraciones de actualidad sobre la guerra y la muerte. Obras Completas, Tomo VI, Ed. Alianza, Madrid, 1985, pp. 3.208.
[5] FOUCAULT Michel, Óp. Cit., pp. 11
[6] BUTLER Judith, Óp. Cit., pp. 45.

domingo, 19 de octubre de 2014

La danza de las hadas

Neil Gaiman


Si volviera a ser joven otra vez, cuando sueños
y muerte me parecían tan lejanos,
No dividiría mi alma en dos, ni dejaría
una mitad en el mundo de los hombres,
para que mi otra mitad se quedara en casa,
buscando en vano el País de las Hadas,
ni caminaría mi alma por
angostos caminos y tortuosos senderos,
donde podría encontrarme con una joven hada que
me sonreiría y me saludaría con tres besos,
y cogería águilas salvajes en pleno vuelo y
me clavaría a un árbol herido por el rayo
Y si mi corazón quisiera apartarse de ella o
escapar, huir de ella,
lo envolvería en un enjambre de estrellas y después
 se lo llevaría con ella
Y un día, cuando se cansara de él, se aburriera
y terminara con él,
Lo dejaría junto a un arroyo en llamas, y unos
niños se lo llevarían corriendo.
Se divertirían jugando con él y
lo estirarían hasta hacerlo largo y cruel y delgado,
lo cortarían en cuatro pedazos y después
lo usarían para encordar un violín.
Y pulsarían mi corazón día y noche
tocando una canción
tan lacrimosa, desgarrada y extraña que
todo aquel que la escuchara se pondría a bailar
y a cantar y a dar vueltas y se caería y zapatearía y
seguiría saltando y resbalaría y volvería a bailar
y al final, con ojos brillantes como ascuas, se
desharía en ruedas de oro...

Pero no soy joven ya; sesenta
años hace que se llevaron mi corazón
para tocar su terrible música más allá
del valle del sol.
Miro con sincera envidia a todo aquel que posee
una única alma y no osa exponerse
al viento que sopla más allá de la luna,
a todo aquel que no oye la danza de las hadas.
Si no oyes la danza de las hadas, no
se detendrán para robarte el aliento.
De joven fui un inconsciente. Envolvedme pues
en sueños y muerte.



[1]El poema en su versión original:
If I were young as once I was, and dreams / and death more distant then, / I wouldn't split my soul in two, and keep / half in the world of men, / So half of me would stay at home, and / strive for Faerie in vain, / While all the while my soul would stroll up / narrow path, down crooked lane, / And there would meet a fairy lass and / smile and bow with kisses three, / She'd pluck wild eagles from the air and / nail me to a lightning tree / And if my heart would run from her or / flee from her, be gone from her, / She'd wrap it in a nest of stars and then / she'd take it on with her / Until one day she'd tire of it, all bored / with it and done with it / She'd leave it by a burning brook, and off / brown boys would run with it. / They'd take it and have fun with it and / stretch it long and cruel and thin, / They'd slice it into four and then they'd / string with it a violin. / And every day and every night they'd play upon my heart a song / So plaintive and so wild and strange that / all who heard it danced along / And sang and whirled and sank and trod and / skipped and slipped and reeled and rolled / Until, with eyes as bright as coals, they'd / crumble into wheels of gold... // But I am young no longer now; for sixty / years my heart's been gone / To play its dreadful music there, beyond / the valley of the sun. / I watch with envious eyes and mind, the / single-souled, who dare not feel / The wind that blows beyond the moon, / who do not hear the Fairy Reel. /  If you don't hear the Fairy Reel, they will / not pause to steal your breath. / When I was young I was a fool. So wrap / me up in dreams and death.

viernes, 3 de octubre de 2014

Apuntes para la aproximación al entendimiento de la obra kunderiana

*Trabajo académico presentado para la clase Literatura europea contemporánea, del séptimo semestre de la Licenciatura en Letras, en la Universidad Autónoma de Zacatecas.


¿Cómo vivir en un mundo en el que uno no está de acuerdo? ¿Cómo vivir con la gente si uno no considera suyas ni sus penas ni sus alegrías? Si sabe que no es parte de ellos...
-Milan Kundera, La inmortalidad
I.                   Lo que se repite
Estamos en el momento de la desilusión, en la decadencia de la información que nos sobrepasa y muta las acciones; llama la atención porque los efectos de los eventos sociales crean repetición y resuenan en la mayor parte de los individuos, desde el siglo pasado los asuntos locales tienen repercusiones globales. La caída de regímenes, de imperios, el renombramiento de estados puede no estar más alejado de nuestra realidad enteramente localista, donde el radio de funcionamiento no excede más que unos cuantos kilómetros, así lo sienten quienes no participan en el intercambio directo. Ese resueno despertó la idea de la globalidad en el mundo, sin embargo se convierte en un sonido permanente que introduce a los sucesos mundiales en la vida, provocando una sordera del exterior.
La primera guerra, es nombrada así  y es nombrada mundial por ser el precedente más importante en convertir los choques europeos en una cuestión completamente global que terminó por reestablecer lo que se conoce como patria, nación y volver a armar identidades y rescatar a lenguas casi olvidadas.
En 1993 Checoslovaquia se divide en la Republica Checa y Eslovaquia, nuevamente al final del siglo XX se violenta la concepción de la nación, y es que: “La historia convulsionada y golpeada del pueblo checo, que en cuanto a nación ha rozado la muerte varias veces, nos ha precavido de la ilusión de nuestra esencia eterna. Porque la existencia de la nación checa jamás ha sido una evidencia indubitable; su no evidencia constituye una de sus características más destacadas…”[1] este país ya anteriormente se había separado del imperio austrohúngaro, para sufrir después ocupación alemana y eventualmente una invasión rusa, cuyo régimen comunista propuso la intención de crear una conciencia cultural checoslovaca para después verse fragmentada dando paso a la conciencia puramente checaEn la conferencia Conciencia y Existencia Nacional, Milan Kundera expone la vicisitudes de la cultura para formarse a partir de los golpes que sufrió el territorio y el conflicto del pueblo para encontrarse a sí mismo:
“Nunca nada les fue dado a los checos en forma natural, ni su lengua, ni su carácter europeo. Y el pertenecer a Europa los ha colocado sin cesar ante el siguiente dilema: o dejar que su lengua se degrade hasta convertirse en simple dialecto y su cultura en folklore, o bien convertirse en una nación europea por derecho propio, con todo lo que esto implica.[2]

Fue el estado el que intentó promover una nueva conciencia nacional dentro de la negación de la cultura occidental alzando el pasado y la tradición anterior a la resonancia de la globalidad, “y como el mundo está colmado de cosas que no entiende, lo crea a su imagen, devastándolo”[3].
La idea de europea que se crea nuevamente después de los periodos bélicos, no en todos los casos terminó por aprehender el sentido puramente nacional que movilizara los nuevos territorios “…para las grandes naciones europeas resulta natural insertarse en el contexto europeo. Pero en la historia checa están alternados los períodos de despertar con los períodos de sueño; nuestro pueblo se saltó algunas etapas del desarrollo del espíritu europeo y en cada uno de sus despertares tuvo que reaprender y recrear su inserción en Europa.”[4]
De las rupturas y nuevas conciencias nacionales se crea la necesidad de redefinirse. Todo el siglo anterior expulsó al hombre de la comodidad y el sentido positivo de la vida para exponerlo a la ausencia de un entendimiento sobre la propia existencia. Con la caída de los mitos y las épicas, la colectividad de la identidad humana se trastorna, se busca dentro de sí mismo, es cuando los pensamientos se vuelven el eje central de las historias, el conflicto ahora es interno.
Milan Kundera, nacido en Brno (1929) en la desaparecida Checoslovaquia, poco después de la invasión rusa en 1968 pierde su trabajo[5], se convierte en foco de atención por sus escritos, finalmente se vería en la situación de decir, en un mal momento, algo que no debió decirse. Aunque en 1948 se aleja del sueño comunista sería expulsado definitivamente del partido en 1970 exiliándolo eventualmente de su tierra; refugiándose en Francia expresa el anhelo de identidad nacional en su obra.
Sus novelas le fueron negadas al pueblo checoslovaco, y la expresión de ese, llamémoslo, “contra-comunismo” se filtra en su obra, como un mero ejemplo de la existencia del individuo apresado por la cultura social y política, a lo cual dice: “No hay nada más opuesto al espíritu de la novela, profundamente ligado al descubrimiento de la relatividad del mundo, que la mentalidad totalitaria, dedicada a la implantación de una verdad única”[6]. Si bien la historia de su nación permea en sus obras, la recepción de éstas no se encuentra enviciado por ella. Sin embargo es en cierto punto de la lectura que se arroja la pregunta: “Para comprender sus novelas, ¿es importante conocer la historia de Checoslovaquia? No. Todo lo que hay que saber lo dice la propia novela.”[7]; Kundera convirtió sus ficciones en tratamientos y vehículos para la expresión del yo. El género literario: “…conoce el inconsciente antes que Freud, la lucha de clases antes que Marx, practica la fenomenología (la búsqueda de la esencia de las situaciones humanas) antes que los fenomenólogos”[8] Estas ideas durante el siglo pasado violentaron el pensamiento humano hasta encontrar su nueva expresión como una constante búsqueda y explicación de la existencia.
Las novelas de Kundera son propuestas dentro la literatura checa, algunas escritas en francés de forma que el objeto mismo trata de hallarse una identidad, dividido entre la narrativa, el ensayo y la introspección. En 1967 se publica La Broma, primera obra del autor, la cual establece el sentido irónico que confronta el régimen totalitario que permeaba las tierras checoslovacas. El conflicto de decir lo inadecuado en el momento equivocado es el principal motor que induce al protagonista a plantearse el concepto de destino. Es éste el ejemplo que propone como una serie de tropiezos  que no se relacionan con el destino sino con las decisiones y el hecho de que las palabras solamente se enuncian de manera individual. En esta novela se expresan muchas de las inquietudes de la conferencia anteriormente citada, plagada con la ironía de la misma broma en algunas situaciones absurdas.

II.                Lo que se escapa
Estos apuntes nacen primeramente de la experiencia lectora, no se dividen entre el trabajo metódico de investigación y la reseña biográfica, se nutren de la obra misma y la materia prima son las propias palabras, tal experiencia se completa en la intención del autor expresada en ensayos y conferencias, en el entendimiento que solamente él puede tener.
La fuerza semántica es diferente en directo con el texto, y sin embargo el temido proceso de traducción del checo al español puede que deje fuera la intención del autor, el cual parece cargar cada palabra de un significado diferente en el corpus de sus novelas. Los términos adquieren fuerza y se definen a partir de su esencia, el alma de la lectura se encuentra en el léxico como: cuerpo y alma, fidelidad y traición, ternura o debilidad; se adentra tanto en el concepto abstracto como en el práctico, así los personajes se construyen por sus definiciones más básicas que impulsan las acciones, los pensamientos, los recuerdos y consumaciones de las actitudes que pueda tomar.
En El Arte de la Novela Milan Kundera entiende a sus propios personajes como la constante definición semántica, a lo que dice: “me di cuenta de que el código de tal o cual personaje se compone de algunas palabras‑clave. Para Teresa: el cuerpo, el alma, el vértigo, la debilidad, el idilio, el Paraíso. Para Tomás: la levedad, el peso”[9] Ese es el primer paso de la existencia “Cada una de estas palabras tiene un significado diferente en el código existencial del otro”[10] Porque la vida de sus personajes no existe en las acciones, en su pasado o su familia y tal vida no existe de manera tangible, sólo se experimenta en la interacción con el texto y el conflicto que genera con el otro, el mundo y el diferente código semántico al que se enfrentan.
Kundera comprende la función de su materia prima y lo explota para su propósito que sería: “Todas las novelas de todos los tiempos se orientan hacia el enigma del yo. En cuanto se crea un ser imaginario, un personaje, se enfrenta uno automáticamente a la pregunta siguiente: ¿qué es el yo? ¿Mediante qué puede aprehenderse el yo? Esta es una de las cuestiones fundamentales en las que se basa la novela en sí”[11] Las dicotomías realzan el significado porque su propuesta es plantear una pregunta; “¿Dónde comienza y dónde termina el yo?”[12] Así se traspasan las situaciones siempre divididas para alcanzar la constante redefinición, no sólo del yo, sino igual del alma o demás conceptos; y sólo podemos entender el alma si comprendemos la materialidad del cuerpo, primer sentido por oposición.
Tal cuerpo es continuamente femenino, en ese caso es la mujer quien está atada a su organismo, es quien busca su alma dentro de la jaula, aquella naturaleza y forma que se repiten, crea la pregunta de a quién pertenecen los rasgos, que tal vez no se llegan a conocer del todo. El ejemplo proviene de La insoportable levedad del ser, la obra más famosa de Kundera en la que la clave para entender a Teresa es su cuerpo (como ya se dijo): “Cuando vivía [Teresa] en casa de su madre no la dejaban cerrar con llave la puerta del cuarto de baño. De ese modo, la madre quería decirle: «Tu cuerpo es como los demás cuerpos; no tienes derecho alguno a la vergüenza; no tienes motivo alguno para ocultar algo que se repite en decenas de millones de ejemplares».”[13] Aquí aparece el concepto de vergüenza por la visión del cuerpo femenino, que busca su sustancia alejada de aquella repetición.
El organismo se desdobla en los procesos digestivos, éstos se plantean constantemente como algo oculto pero es presente permanentemente y sin embargo nos sorprende encontrarnos de frente a ellos; nuevamente la vergüenza. Este ocultamiento provoca apetito por poseer dicho cuerpo, por ejemplo: “…desde el retrete se oía el ruido de la cisterna  y a mí me atacó un deseo furioso de hacerle el amor. Mas exactamente: el deseo furioso de violarla […] quise abarcarla con su mierda y su alma imperecedera”[14] Este fragmento se extrae de la anécdota propia (como el deseo) que el autor ajusta en la novela ya que la presencia del autor no se pierde entre la narración y la ficción.
Lo sublime de lo ideal, aquello que está fuera de la tierra, y lo mundano de la mierda, algo puramente humano y carnal es la dicotomía que se desprende del tratamiento anterior en cuanto a los procesos digestivos, la cual propone un nuevo panorama de significación, impregnado del sentido irónico a una obra como La Broma; en ésta el suicidio, como intento de controlar la propia muerte se ve comprometido por lo terrenal de la digestión; en la parte final de la obra, Helena por el rechazo de Ludvick decide quitarse la vida:
“…quiso huir, pero no pudo: había abandonado la letrina en medio de la confusión, sin que le diera tempo de arreglarse, de manera que las bragas […] se le habían quedado enrolladas a la altura de las rodillas y le impedían andar […] sus piernas atadas daban pasos lentos y breves […] estaba luchando contra sus propias vísceras enloquecidas; por fin llego hasta el retrete, cogió la puerta (que se había quedado abierta de par en par) y la cerró tras de sí.[15]

La risa es propiamente un proceso de las entrañas, la contracción del estómago, un instinto incontrolable que toma control del cuerpo completamente. En lo risible lo absurdo de las cosas es un instante detenido en el sonido más elemental que produce el hombre, Una risa ridícula es el desastre[16] como quien consume un frasco de aspirinas para suicidarse pero resultan ser laxantes.
Se puede recordad la felicidad por la falta de ésta y sin embargo la risa siempre produce risa; tratar de comprenderlo y asirlo es un ejercicio cerebral truncado, del pensamiento, del recuerdo ya que la razón no tiene control sobre las entrañas, como la vergüenza no puede controlar la digestión y la represión no puede controlar la risa.

III.             Lo que se aprehende
El punto focal del proceso de compresión y como primer acercamiento a la obra se halla en la enunciación, lo que se dice, lo que se ignora y lo que se omite. Se necesita del mundo para darse cuenta del valor propio de los conceptos que atan a los individuos. En la actividad lectora se vuelve fundamental ser capaz de llevar el juego del autor que no aleja ni censura la carga semántica que le expresa a las palabras en definitiva, según su propia concepción.
Los personajes se construyen y se nombran por el concepto que representan, sus movimientos e introspecciones se controlan plenamente para dar a entenderlo. Entre ello se encuentra el hombre que se aísla constantemente, pues el individuo se niega en la interacción con los otros, es la ideología que apresa la existencia del yo.
El desprecio por el otro debido a la incertidumbre de su identidad, conlleva a la siempre existente necesidad del retorno a la familiaridad, la captura de la memoria y el llamado de la nostalgia; porque se halla parte de la esencia en la experiencia; el mayor rasgo de esta preocupación se encuentra en Tamina, ya que El Libro de la risa y el olvido es para ella, pues la magia que carecían los eventos cuando los vivía se busca permanentemente en sus recuerdos, la experiencia de olvidar en Tamina es diferente, pero se prolonga en los personajes de Kundera; es básico porque siempre se puede descubrir a lo que se les relaciona y a lo que se aferran. La intención es clara e inconfundible:
De la misma forma que Jaromil, protagonista de la novela [La vida está en otra parte], "prolongación" de Victor Hugo y de Rimbaud, es la culminación grotesca de la poesía europea. Jaroslav, de La broma, prolonga la historia milenaria del arte popular en la época en que éste está a punto de desaparecer. El doctor Havel, en El libro de los amores ridículos es un don Juan en el momento en que el donjuanismo ya no es posible. Franz, en La insoportable levedad del ser es el último eco melancólico de la Gran Marcha de la izquierda europea. Y Teresa, en su pueblo perdido de Bohemia, no sólo se aparta de toda la vida pública de su país, sino "de la carretera por la que la humanidad, "ama y propietaria de la naturaleza", marcha hacia adelante.”[17]

Se habla de miseria moral en las constantes representaciones de la existencia, dentro de los personajes kunderianos, y es la debilidad la categoría que le generaliza, con cierto dejo de ridiculización y aquella fuerza semántica que violenta nuestras expectativas del ejercicio narrativo; exponiendo nuestras propias experiencias, nuestra carga existencial en las palabras que leemos, que escogemos utilizar y el momento en que se utilizan. Es esa misma violencia la que te obliga alejarte de la lectura en cierto punto, ya que se vuelve pesado, cuya densidad está fundada en la semántica que trasfieren las narraciones en la obra kunderiana. Como se dice: “Kundera es nuestro cronista de la bajeza”.






[1] KUNDERA Milan, Cultura y Existencia Nacional, Versión en Línea, Extraído de www.educ.ar, p. 1
[2] Ibíd., p. 3
[3] Ibíd., p. 5
[4] Ibíd., p. 3
[5] Cfr., KUNDERA Milan, El libro de la risa y el olvido, Tusquets Editores, México, 2013.
[6] KUNDERA Milan, La vida está en otra parte, Editorial Seix Barral, Prólogo de Carlos Fuentes, México, 1987,  p. XVI
[7] KUNDERA Milan, El Arte de la Novela, Versión en Línea,  p. 13
[8] Ibíd., p. 11
[9] Ibíd., p. 10
[10] Ibídem.,
[11] Ibíd., p. 8
[12] Ibíd., p. 10
[13] KUNDERA MIlan, La insoportable levedad del ser, Tusquets Editores, México, 2008 p. 47
[14] KUNDERA Milan, El Libro de la Risa y el Olvido, Tusquets Editores, México, 2013, p. 103
[15] KUNDERA Milan, La Broma, Tusquets Editores, México, 2009, p. 308
[16] KUNDERA Milan, Óp. Cit., p. 86
[17] KUNDERA Milan, Óp. Cit., p. 13