sábado, 20 de octubre de 2012

La Amistad más grande

La experiencia de una mascota es maravillosa a mi parecer, la idea de una criatura incondicional que siempre se alegrara de verte, que siempre te va a necesitar es una hermosa imagen, es una amistad tan pura; sin mal entendidos, sin conveniencias o intereses, sólo el amor que un niño puede sentir por su perro. Cosa que crece aun más para quien se toma la molestia de alimentarlo, de pasearlo, de jugar con el, es mucho mejor que sólo tener un perro en la azotea. Esas son -entre otras- la clase de historias que hacen arrancar lagrimas y suspiros.
Yo creí que estallaría en lagrimas, que perdería el piso y me entregaría a la tristeza. Mientras me preparaba para ver Frankenweenie, el largometraje animado más reciente de Tim Burton, pensé que me afectaría en formas más allá de los sentimientos a los que estoy acostumbrada. Acababa -y aun no supero- de perder a un ser de mi más profundo afecto, para mí era más que una mascota, mas que un compañero, era parte de mi familia, de mi vida, mi amigo... Y aun escribiendo estas lineas mis ojos se llenan de lagrimas, cada fotograma de la película me remite a mi propia historia; si yo pudiera violar las leyes del universo con tal de un día más, lo haría. 

Frankenweenie es una pelicula muy personal, Tim Burton puso todo de sí en ella, como lo hacia en sus primeros trabajos, puso su infancia, sus recuerdos, sus pasiones y sus tristezas. Al ser un producto nacido del amor a la historia, al medio, a la técnica, brilla por si sola. Sí tengo que enfrentarme a mis tristezas en una película como esta, vale la pena; por todas las referencias que implica, la intertextualidad, qué es prácticamente lo que la conforma; yo la recomiendo infinitamente. Y para aquellos que han perdido a un compañero canino o de cualquier otra especie, sí recordaran el dolor, pero también los mejores momentos, la felicidad y el amor que existió de esa amistad.
En verdad espero que sea el regreso de uno de mis cineastas favoritos, porqué hace falta un Tim Burton en el mundo que nos recuerde el lado romántico y fantástico de nuestras pesadillas.

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