sábado, 8 de septiembre de 2012

Reflexiones

Cuando tienes cinco años, todo parece enorme. Cada cosa que vez es extraña y nueva, incluso si no es la primera vez que la ves. Yo a los cinco años era tan yo, que no recuerdo como era, no recuerdo que pensaba, como actuaba, cuales eran mis sueños y que significaba mi vida; es posible que la respuesta a todo eso sea nada, pero tampoco tengo por qué recordarlo. Eso fue hace más de diez años, y puede parecer poco para aquellos que han vivido más, para mi es una eternidad. Hace quince años toda mi vida era el patio de juegos, y ahora estoy haciendo una carrera, tratando de buscarle un sentido a mi vida.
Sí pudiera decirle algo a esa niña de cinco años seria: disfruta todo lo que puedas. Sé que suena trillado pero es cierto; yo nunca quise crecer, trate de aferrarme todo lo que pude a no hacerlo, me gustaba mi vida simple, con la escuela, y mi imaginación, era todo lo que necesitaba. Aun es todo lo que necesito, pero ya no puede ser todo eso. Sí, debes quedarte a apreciar todo lo que tienes y todo eso, pero tampoco hay que pensarlo demasiado sólo hacerlo.
Cada mañana debo caminar largas calles, subidas y escaleras, para llegar a la escuela. Se supone que debería darme una flojera inmensa caminar todo eso, pero no sucede. Si lo pensara, si me detuviera frente a las calles a pensar en todo lo que tengo que hacer, no podría, me ganaría en cansancio que aun no siento, sin embargo no lo pienso, sólo lo hago; me lanzo naturalmente, un paso a la vez, con música en mis audífonos y sin darme cuenta llego -aunque al llegar el dolor y cansancio de piernas se apodere de mis extremidades- así ha sido durante un año y un poco más; y sólo me di cuenta hasta hace unos días, que hay cosas tan comunes que sí me atrevo a hacer, que no las pienso de más como es mi costumbre. Sí tan sólo pudiera hacer eso con cada aspecto de mi vida que me da batalla; y allá voy otra vez a sobrepensar.
No puedo decirle nada a esa niña de cinco años, se ha ido, se ha convertido en esto, en un ser pensante que convierte sus obsesiones en palabras, y a las palabras en obsesiones.
Me da miedo lo que sigue...

Felices pesadillas xxx

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