sábado, 2 de agosto de 2014

A falta de sueño

No sé como pasamos de las variadas entradas de junio a un escueto julio, y ahora comenzamos agosto. Debo descansar, hace falta.

Me puse a pensar en eso, ahora que ya no he dormido como antes. No están para saberlo ni yo para contarlo pero he pasado mis madrugadas en la ocupación de esperar pasar el tiempo; bien gastado, hay que decirlo. Entre no dormir de día y no dormir de noche queda el cansancio rezagado, en mi caso significa mal humor.
Se me quito el hambre. Para variar un poco entre las ideas que se pasan y el mal humor que queda en medio -no a todos les toca, llega el beneficio sólo en ocasiones especiales-. Entre todo eso me puse a pensar -reiterando- en el no dormir; llegó a mí la información sobre esos casos al miedo al sueño, por la idea de no volver a despertar, mi mamá era muy así, ella soñaba -según decía- con ruinas, lugares desiertos y gente que la buscaba; pensaba mucho en el miedo a dormir. Era la clase de persona extremadamente sensible a la que le afectaba todo, las imágenes se le grababan detalladamente y lo sentía demasiado.
Se supone que el sueño es la exteriorización del inconsciente; el psicoanálisis se dividió mucho al respecto, pero la interpretación de los sueños fue la nueva puerta a la mente que nos ofreció Freud; llega a la conclusión de la realización de los deseos reprimidos, puede que en algún momento lo sean, pero existen otros símbolos que no se pueden interpretar así, aparecen entonces los arquetipos de Jung, que ofrecen un poco más, son imágenes universales que representan totalidades, que se pueden encontrar donde sea.
Desde este punto de vista enfrentarse al vacío, puede tratarse de la no existencia, yo pensaría en la muerte pero también en lo que significa no existir. Mis sueños están rebosantes de detalles, no hay espacios en blanco, se inundan en situaciones e imágenes y personas a cada rincón, parece que yo lo evito, cuando los demás se dejan rodear por la nada, como si quisieran entregarse a ella.
Tengo la inquietud, ahora no en el miedo a dormir, sino el temor a soñar, por que estando ahí, rodeado sólo por ti mismo, lo que quieres y conoces te dejas abrazar por el vacío, lo prefieres. Pero algo que observa desde muy adentro, se come la ansiedad, es eso que escondes de ti mismo que te asusta tanto, el ello al que tanto tememos, que tanto escondemos. Temerte a ti mismo, como si supieras que eres capaz de algo aterrador, algo malo ¿Todos son capaces de sentir ese miedo? ¿Será algo que les pasa sólo a unos cuantos? No todos tienen esa pulsión que los refrena de sí mismos. Hay quien sabe que es cruel y no puede evitarlo.
Me pongo a pensar, a falta de sueño.

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