viernes, 21 de octubre de 2016

1:44

Pequeñas puertas me han dejado agotada 
porque me serví de aquella mesa que decía:
pase por favor (y le creí).
A la entrada, el vino sabe a decepción,
nos invitaron y bebimos de él.
Hay personajes que están hambrientos de vida,
van y se ofrecen porque desesperadamente 
desean arrancarse la piel, 
atarse al cuero de los desconocidos,
y revolcarse por el cielo que fue mentira. 
Adentro hubo quienes vomitaron,
adoraban  unirse a los desechos.
Imagino que nos encontramos,
tendría a quién preguntar: 
¿Puedo cagarme en tu boca?
La mejor promesa que el futuro puede hacer.

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