*Trabajo académico presentado para la clase de Literatura mexicana del siglo XX del noveno semestre de la licenciatura en Letras de la Universidad Autónoma de Zacatecas
1.
La Ciudad
La
poética de la Ciudad de México se encuentra en sus calles y sus transportes. Los
recorridos de la ciudad en pleno año dos mil quince son un pasar y repasar la
ciudad es un camino y respirado aliento. La narrativa de la ciudad es diferente
a todas las demás pero como cualquier otra cuenta una historia de identidad.
Todo lo escrito referente a la ciudad tiene una sensación diferente, porque se
escribe desde la visión de un mexicano muy peculiar. El capitalino es la síntesis de varias descripciones culturales y así
mismo una sola.
El rostro de la Ciudad de México, es un
rostro marcado por la indiferencia que el tiempo le ha prescrito, los
monumentos se caen y nuevos ídolos se erigen. La nostalgia del pasado que se
olvida y se repite. Porque el mexicano, aún el que vive en la gran metrópoli es
quien vive para aferrarse a una imagen romántica, aunque fuera falsa.
Nuevos ídolos creados a partir de
imágenes de la sociedad dividida y golpeada por conflictos, guerras y
revoluciones. Tratan de sobrevivir a partir del estilo de vida nuevo e ingenuo
de la sociedad naciente, que se esfuerza por no ser. La identidad del ser
nacido en México está marcada por tantos eventos sociales, tantas razas
distintas que le es difícil encontrar una en que sustentarse. Constantemente se
pregunta quién es.
La producción literaria de José Emilio
Pacheco –miembro de la llamada Generación de medio siglo-impregna su escritura
de aquella visión cosmopolita inscrita en la literatura naciente mexicana. La
ciudad es el nuevo escenario literario y la duda existencial del mexicano y su
identidad plagan las cuestiones que motivan la creación en esta etapa del siglo
XX
La novela corta Las Batallas en el
desierto es el recuerdo del amor de Carlitos a Mariana, la madre de su amigo Jim.
Habla del contexto sociopolítico del país durante los años cuarenta, donde
había supermercados pero no televisión, sólo la radio, donde se tocaban
boleros, canciones infantiles y radionovelas. La moral se cerraba a las ideas
conservadoras con la intención de mantener el modo de vida impuesto. La prosa
de José Emilio Pacheco nos habla acerca de un México en pleno desarrollo, de
una sociedad dividida en dos perspectivas que se remiten a la historia del país
pero que niegan dicho pasado. Habla del levantamiento de una clase media que
ignora y desprecia las raíces del país. Apunta hacia una tradición nostálgica
ante la pérdida de un México que ya no existe, que se acaba poco a poco.
La imagen de la ciudad respira en la
narrativa de Las Batallas en el Desierto todo
en la obra es capitalino, pero representativo del cualquier mexicano que la
lea, aquel que rememora, que viaja, que se aleja, que nunca ha visto la ciudad,
porque lo que aquí se dice esta vivo y es identificable para el mexicano que
hoy vive como mexicano.
En la novela la guerra es un juego “Jugábamos
en dos bandos: árabes y judíos. Acababa de establecerse Israel y había
guerra contra la Liga Árabe.” Es
un juego porque es representación, se identifican explican su mundo. Hace poco
sucedieron las grandes guerras, el estado persiguió a la iglesia y la
convulsión del conflicto sigue fresca. Si existe la maldad en este universo
recién creado, no está en la Ciudad de México, sólo existen las calles y las
colonias vivas y bellas. Los recuerdos de la infancia. Las calles de la ciudad
cambiante y viva. Espacio de absoluto aislamiento, lejos de la intervención
divina o de los demás cambios del hombre, repasados y vivos del retrato.
2.
La Soledad
Una
soledad poética remarca las descripciones. Se trata de una carta escrita desde
el exilio emocional que implica la nostalgia, como un descargo de sensaciones
hacia situaciones cambiantes que substituyeron las formas de vivir, que fueron
derrumbadas para construir otras. “Terminó aquel país. No hay memoria del
México de aquellos años. Y a nadie le importa: de ese horror quién puede
tener nostalgia. Todo pasó como pasan los discos en la sinfonola.”
Esas, de las ultimas frases de la novela abren la cuestión: ¿Qué es el recordar
sino un acto de aislamiento?
Me
acuerdo, no me acuerdo: ¿qué año era aquél? Así
comienza José Emilio la descripción de su mundo antiguo, de su infancia pero
también con el saber de que antes todo era más sencillo o así lo hacía parecer
el mundo.
El
mexicano es un permanente adolescente, dice Octavio Paz al comenzar El Laberinto de la Soledad, lo es porque
nunca sabe quién es, trata constantemente de definirse, de comprenderse y de
adaptarse. Como adolescente vive con miedo continuamente, un miedo a que lo
descubran como indiferente, que noten que
no sabe quién es, que aún se busca dentro de sí mismo. Es un crecimiento
fallido, porque viene de la negación, y es una verdad innegable que el mexicano
desprecia lo que tiene a lado, que prefiere lo que viene de lejos, ese mundo
que nos describe José Emilio. Pone en evidencia la necesidad de ser como otros
países sin saberlo realmente, sin saber cómo es el propio. “Las circunstancias
históricas explican nuestro carácter en la medida que nuestro carácter también
las explica a ellas”
Por eso es importante recordar.
Si el ser que recuerda es solitario ¿en
algún momento cambia su realidad? La reflexión implica compresión. El saberse
solo en el mundo significa saberse, hacerse consciente de su existencia, “El
hombre es el único ser que se siente
solo y el único que es búsqueda de otro. Su naturaleza […] consiste en aspirar
realizarte en otro. El hombre es
nostalgia y búsqueda de comunión.” Carlitos
recuerda solo porque sabe que de aquellos días se le negó la inocencia y el
contacto de un niño con la realidad, con el mundo, eran un contacto que lo
alejaba de sus emociones, las trataba de perversas, es un tratamiento patético
pero también moral.
3.
La Poesía
La
forma de la novela tiene aspecto peculiar porque no hay guiones que corten la
narración, se trata de frases que se cortan con puntos, que cambian de voces,
porque en sí no hay diálogos se trata de una sola conversación interior desde
el recuerdo de Carlitos y cada voz no es propia, es de la mente, está quebrada
porque no es directa viene hilada desde la primera frase leída, es por eso que
se siente como una sola. Es novela corta porque lo que espacio de tiempo que
ocupa debe ser uno sólo en el día.
José
Emilio fue poeta de amplia producción. Los estudios de su poesía la clasifican conversacional “parecer decir que se
trata de una lirica de lo cotidiano, de lo claro, lo sentimental, lo irónico y sobre todo lo social. Es un concepto amplio
que abarca temas desarrollados por otras tendencias poéticas” Tal
descripción se puede aplicar a su narrativa, en particular esta novela. No
podemos decir que no existe sonoridad en la prosa de José Emilio, que no existe
belleza en sus descripciones, porque su mente poética está viva y respira, de
igual manera la ciudad y la nostalgia están presentes en sus versos:
La ciudad en estos años cambio tanto
que ya no es mi ciudad
su resonancia de bóvedas en ecos
y los pasos
que ya no volverán
Ecos pasos recuerdos destrucciones
Pasos que ya no son. Presencia tuya,
hueca memoria resonando en vano
lugar que ya no está, donde pasaste,
donde te vi por ultimo , en la noche
de ese ayer que me espera en las
mañanas
de ese futuro que pasó a la historia
de este hoy continuo en que te estoy
perdiendo
Se
separa con tales versos al lector de la realidad. Está claro que la intención
estética de José Emilio esta marcada por su poesía. Sus versos ofrecen un nuevo
alimento a la preocupación el análisis de una obra de gran valor pero corta
escritura como lo es Las Batallas en el
Desierto, la mejor manera de decirlo es que el poeta/narrador “sí existe
una voluntad de perfeccion...” Un
llamado al recuerdo y al tiempo:
Y cada que inicias un poema
Convocas a los muertos
Ellos te miran escribir
4.
México de medio siglo
El
mundo que muestra es identificable con el nuestro, de la actualidad porque
realmente no hay cambio, no se ha trasformado tanto, en esencia constituye lo
mismo, un desespero de identidad en un contexto que la rechaza constantemente.
La descripción de la ciudad puede existir en correspondencia con la ciudad que
se ve hoy en día, pero quienes caminan por ella han cambiado. Aunque los
nombres sean los mismos, muchos significados se han perdido. Como al hablar de
la colonia Roma, en como va a trayendo gente diferente: “Odiaba la colonia Roma
porque empezaban a desertarla las buenas familias y en aquellos años la
habitaban árabes y judíos y gente del sur: campechanos, chiapanecos,
tabasqueños, yucatecos”,
esto es una negación a la pluralidad de la ciudad, aquella que define la nueva
naciente generación. Una representación y búsqueda de identidad del nuevo hombre
de ciudad, la clase obrera, la nueva clase media: “Somos puritito mediopelo,
típica familia venida a menos de la colonia Roma: la esencial clase media
mexicana”
Se trata de un mundo ingenuo cuya
costumbre es alejarse de los problemas “La sociedad es un organismo que padece
la extraña necesidad de justificar sus fines y apetitos […] enmascarados por la
moral dominante”.
En unos años posteriores se habla del fin del mundo, es dado por hecho, porque
las crueldades del pasado las justifican, pero a principio del recuerdo,
después de la guerra en un país abierto a los extranjeros dentro de un régimen
que los ciudadanos culpan por la miseria, la promesa de la prosperidad se
presentaba con la entrada de nuevos productos e ideologías, claramente
rechazando sus raíces:
“Llamé "indio" a Rosales. Mi
padre dijo que en México todos éramos indios, aun sin saberlo ni quererlo. Si
los indios no fueran al mismo tiempo los pobres nadie usaría esa palabra a
modo de insulto. Me referí a Rosales como "pelado". Mi padre
señaló que nadie tiene la culpa de estar en la miseria, y antes de juzgar mal
a alguien debía pensar si tuvo las mismas oportunidades que yo.”
Tal
ideología ingenua de la época rechaza los sentimientos de Carlitos. Es una
historia de rechazo Las Batallas… se
rechaza al pasado, se rechaza a los compañeros de juego, se rechaza la
identidad, se rechaza el sentimiento. “El mexicano se esconde bajo muchas
máscaras…”
porque es justamente el rechazo de sí mismo. Aunque en ciertas situaciones
arroje tales mascaras, en lo practico permanece escondido tras sus
inseguridades y su búsqueda.
5.
La fatalidad del alma
El
estado del alma que se experimenta es el padecimiento, filtrado en cada palabra
escrita por José Emilio, su obra de arte es un reunido de padecimiento, los
vértices anteriores del triángulo guían sus líneas por el padecer y cada
sensación es remarcada porque es vuelta a experimentar, una historia que se repite
y de la que es imposible escapar. La obra trae consigo desesperación y
añoranza, como un nudo en el estómago de impotencia, impotencia sentida al
volver por la calle y no encontrar rastros de aquella persona que trajo tanta
felicidad, tantas sensaciones tan bellas como incontrolables.
Cada experimentación de Carlitos era un
constante padecimiento, y así lo nombra: padecía.
“El amor es elección. Libre elección, acaso, de nuestra fatalidad, súbito
descubrimiento de la parte más secreta y fatal de nuestro ser”,
era un ser infectado, enfermo de sus sentimientos, provenientes de los rincones
más puros del alma humana, sin un dejo de perversión sólo aliento de vida. Una
emoción tan fuerte que sólo puede vivida en cada respiración y debe ser sufrida
por ella:
“¿Cómo puedes haberte enamorado de
Mariana si sólo la has visto una vez y por su edad podría ser tu madre? Es
idiota y ridículo porque no hay ninguna posibilidad de que te corresponda. Pero
otra parte, la más fuerte, no escuchaba razones: sólo repetía su nombre como
si el pronunciarlo fuera a acercarla.”
Puede
haberse tratado de un rechazo pero también de entrega total Por alto esté el cielo en el mundo, por
hondo que sea el mar profundo. Es nuevo ser abierto al mundo está dispuesto
a liberar sus sentimientos de manera sencilla y simple, sin miedos, sin
desprecio y es porque “defender el amor siempre ha sido una actividad
antisocial y peligrosa”
que termina rechazado por su sociedad, por la escuela, incluso por su familia,
que lo consideran anormal y diferente, ven perversión en sus actos de amor, ven
pecado en sus confesiones “Para realizarse, el amor necesita quebrantar la ley
del mundo. En nuestro tiempo el amor es escandalo y desorden, transgresión…” y
Carlitos ha trasgredido, ahora ve el rechazo negación de su nuevo estado como
ser humano que siente, que vive que respira. “Lo único que puede es enamorarse
en secreto, en silencio, como yo de Mariana. Enamorarse sabiendo que todo está
perdido y no hay ninguna esperanza.”
Lo que se expresa la novela de
principio a fin es melancolía. Llamadas del pasado hecha relato, tristeza
combinada con pasión. La adolescencia es ruptura con en mundo infantil, es
justamente la vida que trata desesperadamente de hallarse y hallar sentido en
su desesperación, una conciencia de singularidad. El mundo adulto, es la
promesa ingenua de prosperidad cambiada
por el silencio momento de pausa ante el universo, una conjunción social que
cambia pero se esfuerza por no recordar.